Tenía una manera tan salvaje y libre de ser ella, solía hacer con su cabello cuanta cosa se le diera en gana, cortarlo cada vez más, y le gustaba pintarlo de colores tan sadicos como el azul oscuro, sin importar lo que los demas pensaran. Al final siempre lo teñia de un rubio, uno que hacía resaltar esos ojos negros que tanto tienen por decir, y que decir de ella cuando pintaba sus labios de un rojo carmin, tan tentador, sin duda hermosa y radiante como los atardeceres, pero siempre tan libre y preciosamente loca...
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